Acta Biológica Colombiana (Jan 2007)
Acercamiento a una perspectiva biosemiótica sobre la modificación evolutiva de los fenotipos
Abstract
La etología ha recurrido a la psicología comparada y la genética para entender el comportamiento animal, sin embargo para poder contribuir a la teoría evolutiva debe enmarcarse dentro de una perspectiva biosemiótica. Este trabajo es un intento de interpretar la conducta animal en conjunción con las teorías “clásicas” -Niko Tinbergen y Konrad Lorenz-, la teoría de sistemas en desarrollo (TDS) y la psicología comparada, para mostrar que la conducta es el agente por excelencia de la modificación evolutiva de los fenotipos. La perspectiva biosemiótica es compatible enteramente con la TSD e integra a todas las anteriores, genética, psicología, etología clásica. Una visión integrada, considera que la información presente en el ADN requiere de las dinámicas catalíticas celulares para poder ser leída e interpretada; convirtiéndose en la base de la organización fenotípica en la que convergen un conjunto de jerarquías autorreferentes que regulan, modulan y coordinan la expresión genética a lo largo de la ontogenia del individuo. La selección orgánica de Baldwin define la relación con el entorno y esta fundamentada en ajustes a nivel fisiológico-anatómico en acople con los sistemas metabólicos celulares. Estos niveles fenotípicos median las relaciones organismo-entorno a través del comportamiento, el cual hace que la información del medio ambiente se reciba, codifique e interprete para definir las acciones correspondientes que la devuelven al entorno. Estos procesos son indispensables para el mantenimiento de los organismos individuales que cooperan en la formación y selección de paisajes asimilativos/interpretativos (paisajes de Umwelt y asimilación genética), asegurando determinadas líneas de variación para las generaciones subsiguientes. En consecuencia, los organismos son codificadores y usuarios de información, a la vez que son capaces de elegir e innovar. Este marco conceptual da luz a la discusión sobre el origen de los comportamientos instintivos y su relación con los aprendidos. Parte de las experiencias vividas por un individuo se generan por rupturas momentáneas de la homeostasis, las cuales desencadenan mecanismos que permiten interiorizar esta nueva información y luego devolverla la hacia el entorno en forma de nuevos comportamientos aprendidos. Los mecanismos encargados de generar las respuestas instintivas (mecanismos innatos), responden a un grupo muy específico de estímulos de diversa índole-externos/internos. Ambos estímulos trabajan en conjunto durante el tiempo de la ortogenia del individuo, y pueden generan modificaciones heredables a generaciones subsiguientes dejando huella en el tiempo evolutivo. El aprendizaje que surge de innovaciones hechas por decisión animal y funciona como mecanismo de interiorización de nuevos elementos en el mundo subjetivo de cada organismo. Así, el organismo como un sistema abierto a las influencias del entorno modifica sus comportamientos para mantener su acople estructural con el medio. Las variaciones genéticas que contribuyen a estabilizar estas conductas tienen un probabilidad alta de fijarse por selección natural, explicando así el efecto Baldwin y la asimilación genética de Waddington (AG). Una vez se da la AG lo aprendido o adquirido en la ontogenia, se convierte en innato para la siguiente generación convirtiéndose en un carácter raestrable en la filogenia.